Pedazos de velo y alma

Portado por Wences Meneses

Marisol Tesisteco es una poeta del dolor y la sustancia, de la sacralidad absurda y plena que tan solo puede vislumbrarse cuando, quien contempla, se sumerge en la espesura desgajada de su voz para encontrar, entre el desastre que la agita, el eco transitorio de una transparente lucidez que no quiere hacer más por engañarnos: se encuentra tan perdida como el mundo pegajoso del que brota. Andando entre el silencio de la luz (las grietas del gran vidrio) sus versos son neblina pedregosa en la que se sostiene su misterio sin perder jamás de vista el silencioso brote de sus alas, con las que planea sobre sí para alejarse de sí misma y contemplar desde otra altura la vertiginosa realidad de un pensamiento sin cerrojos. La vaga sensación de una consciencia disipándose y mostrando tras de sí los ecos ilusorios de una voz repleta de fantasmas, de oscuras pesadumbres, de dulces campanadas milenarias consumiéndose en el tiempo.

Hiram Elizondo

Los poemas que contiene este plaquette son de pura y dura célula eucariota, la tragedia que arrastra la existencia, la respiración, la mortalidad, la percepción, el hambre de amor y propósito. Todo eso contienen estas hojas, estos poemas son un corazón, un espinazo, un vómito de médula derramados sobre la hoja y, sin embargo, el lugar donde ese pathos encarnado (o descarnado) se sostiene es una rígida estructura composicional y simbólica. El velo, un elemento exterior que oculta y desdibuja frente al alma, tanto un misterio como una verdad ineludible, algo que no puede esconderse ni puede mentir. Estos dos polos se unen con efecto cataclísmico y bello a través de la poesía de Marisol. Varios de estos poemas fueron escritos a 4 manos con Adrián Alejandro, ofreciendo un diálogo sui géneris entre dos estrellas de la constelación sonorense. La portada estuvo a cargo de Wences Meneses artista plástico sonorense cuyo principal suscripción es el surrealismo.