Te despiertas una mañana y está en vigor la ley marcial. El presidente de tu país hace un llamado a las armas para todos los hombres hábiles; una llamada para prepararse para combatir. Si puedes, preparas las maletas y pones en el coche las cosas más importantes y escapas. En el mundo a tu alrededor hay más sucursales de la Nato que cafeterías, y por si no bastara una pandemia sigue golpeando la población. Te sientes como si estuvieras dentro de un libro mal escrito de historia. No es una pesadilla, no es un sueño. Recuerdas cuando en 1991 mirabas la guerra del Golfo por la televisión, y ahora te das cuenta que llegó tu turno, ahora estás tú en la televisión: la guerra que antes era de otros, ahora es la tuya, estás dentro de la guerra que la mayor parte del mundo mira.