Tres poemas de Omar Cruz

Large Poppies, 1942Emil Nolde

SEREMOS LO QUE DIGA ANTÓN CHÉJOV

Cuando ya nadie
se atreva a pronunciar nuestro nombre
y nuestras manos estén secas
y nuestras piernas llenas de polvo,
quizá nuestro recuerdo se quede:
en la proa de algún barco sin rumbo
o en un rincón de una vieja casa.

Seguramente lo que alguien
se atreva a contar de nosotros:
sea lo que se disperse en el vientre
sangriento de las ratas
o en los caminos sencillos
que se languidecen en las noches
y que por ocasiones hemos recorrido.

Seremos lo que diga la tierra,
lo que digan la ira y sus enigmas,
lo que sostengan los párpados:
cuando choquen lentamente
con la sombra de las madrugadas.

Seremos lo que diga Antón Chéjov:
un fantasma, una cerilla, una lápida
o incluso una capilla llena de gárgolas
a la que ya no asisten feligreses.

Seremos la luz que se apague
en el candelabro de los días,
seremos la quemadura y la cicatriz,
la línea horizontal en el plano geográfico
y la tempestad de la hoja:
cuando recibe el golpe brutal del asfalto.


El ALIENTO DE LAS MANDRÁGORAS

Más allá de las puertas inevitables
que consagran los ocasos
y de los cerrojos que invocan
el nombre decadente de los silencios:
hay una flor que amortaja entre sus pétalos
las lágrimas que se desprenden
del llanto inevitable de los ángeles.

Es probable que más allá
de las ventanas que se deshacen
cuando los soles dejan caer sus rayos
sobre la espina dorsal de la tierra:
exista una flor incapaz de desvanecerse,
incapaz de mostrarse aterrada
frente a la violencia de los hombres,
incapaz de resarcir el atroz miedo
que ha engendrado su especie.

Seguramente más allá de los incendios
que se autoproclaman en nuestras bocas
cuando el insano trago de whisky
invade las comisuras de nuestra garganta:
sean los néctares que escupen
las flores que no le temen a los presagios
ni a las blasfemias del nuevo mundo:
que se reescriben entre las neblinas
y terminan por incinerarse
en los cantos solemnes
o en los caballos del viacrucis.

Más allá de las promesas
martilladas en las paredes
y de las cartas que se han roto
con el salvajismo de los años,
todavía nos damos cuenta:
que existe tesitura en la flor,
todavía de entre sus hojas
se cae el mito de los hombres
que jamás volvieron a despertar.

Más allá del dogma inevitable
y del aliento imperecedero de las mandrágoras:
existe la edificación indestructible
sobre la que se ha erguido la flor,
la flor que deja caer las oraciones
sobre la palma de la tierra,
la flor que abre sus pétalos
en la densa oscuridad de los prados,
la flor que deja ver el Ave María
en las llanuras de su interior.


23 [APÓCRIFO]

[Suena música de suspenso]
entonces Dios le dijo a los ángeles:
he terminado de construir este mundo
y también otros que lo rodean
sin embargo, habrá un día
en el que los haré polvo de nuevo
y todo volverá como en un principio,
cuando solo explotaban estrellas
y habían oscuros abismos:
que con su lengua desmembraban
todo lo que estaba a su paso.

[Se escuchan aves trinando]
y los ángeles le respondieron:
hasta entonces cuidaremos
la belleza inacabable de este reino
y puliremos los mares y haremos
que las bestias saquen los colmillos
—y devoren si es necesario—
los cadáveres decrépitos de los hombres.

[Suenan susurros tenebrosos]
y una herida se hace más grande
en el corazón transfigurado de la tierra
y en los pómulos inmaculados de aquel hombre:
que un día encarnó en el desierto
—con el temple necesario—
la batalla más feroz contra la espada
de quien en el principio fue luz
y hoy se alza como su enemigo.

[Se escuchan balbuceos macabros]
y los ángeles ya corrompidos
se preparan para soplar al unísono
cada una de las temibles trompetas:
que agitarán los mares y los volcanes
y purgarán las entrañas de este mundo
para desinfestarlo de la humanidad.

[Suena música siniestra]
y despierto crucificado en mi habitación:
con estigmas en mis manos,
el puño de Dios en mi cara
y la cólera de los ángeles
recorriendo a través de mis huesos
por haber revelado a los hombres:
el oscuro castigo de su creador
y las válvulas secretas de su extinción.


Omar Cruz (El Progreso, Yoro, Honduras, 1998). Estudiante de la carrera de Periodismo y Antropología en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Algunos de sus textos aparecen en diversas revistas literarias y periódicos de América y España. En el año 2022 fue finalista en el Concurso de «Cuentos de Suspenso, Ciencia ficción y Misterio» convocado por la revista literaria mexicana Inéditos, en 2023 ganó la «Convocatoria de Ensayo Breve» por la revista literaria Vuelo de Cuervos en Madrid, España. Obtuvo el primer lugar en el «Concurso de Cuentos y Ensayo» convocado por el diario español La Crónica del Henares, fue finalista en la «III Edición de los Premios Literarios Yunque de Hefesto» convocados por la revista literaria El Yunque de Hefesto en Madrid, España y recientemente ganó el tercer lugar en la «Sexta Convocatoria Literaria» por la Revista Exogénesis de Zaragoza, España. Es autor del poemario: Hologramas de ayer, hoy y para siempre (Atea Editorial, 2019). Ha sido traducido parcialmente al Inglés, Francés, Catalán, Italiano y al Japonés.
FACEBOOK: Omar Cruz
TWITTER: @OmarZavala1998

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